Yoshoku: Occidente al estilo japonés. Dentro de la gran diversidad de la gastronomía japonesa, podemos distinguir dos grandes categorías: washoku y yoshoku. Mientras que washoku se refiere a la cocina tradicional japonesa, yoshoku engloba las recetas occidentales adaptadas al gusto y las costumbres de Japón. Este último concepto surgió durante la Restauración Meiji (1868-1912), un periodo de modernización en el que el país abrió sus puertas a influencias extranjeras. En este contexto, se acuñó el término yoshoku (“comida occidental”) para diferenciar estas nuevas creaciones culinarias de los platos tradicionales japoneses.
A diferencia de replicar las recetas occidentales de manera exacta, el yoshoku las transforma en platos únicos, integrando ingredientes locales y ajustándose a los hábitos japoneses. Hoy en día, esta cocina es una parte esencial de la dieta moderna en Japón, coexistiendo con los clásicos tradicionales y ofreciendo un puente entre dos mundos culinarios.
Yoshoku: Occidente al estilo japonés…
El origen del yoshoku
El yoshoku nació como parte de los esfuerzos de modernización de Japón durante la era Meiji. Con la apertura del país, se fomentó la incorporación de influencias extranjeras, incluyendo la introducción del consumo de carne, algo prácticamente ausente en la dieta japonesa debido a restricciones religiosas y gubernamentales durante siglos. Comer carne se convirtió en un símbolo de progreso y fuerza, impulsando la creación de platos como el tonkatsu (chuleta de cerdo empanada) y el hambagu (hamburguesa estilo japonés).
Los primeros restaurantes de yoshoku surgieron en Tokio, especialmente en los barrios de Asakusa y Ueno, ofreciendo versiones accesibles de platos occidentales que pronto se popularizaron entre las clases trabajadoras.
Platos emblemáticos del yoshoku
Tonkatsu
Inspirado en la côtelette francesa, el tonkatsu es una chuleta de cerdo gruesa rebozada con panko y frita, que destaca por su exterior crujiente y su interior jugoso. Tradicionalmente, se sirve acompañado de col rallada, arroz blanco, sopa de miso y encurtidos (tsukemono), componiendo un conjunto equilibrado y reconfortante. La salsa tonkatsu, derivada de la Worcestershire inglesa, aporta un toque dulce y ligeramente ácido que realza el sabor de la carne.hoy en día el tonkatsu es un ícono de la cocina japonesa y ha dado lugar a variaciones populares como el katsudon (servido sobre arroz con huevo y cebolla) y el katsu kare (acompañado de curry japonés).
Kare raisu
El curry llegó a Japón a través de la Marina Británica y fue reinterpretado en un guiso espeso y especiado con carne (cerdo o ternera), zanahorias y patatas, servido sobre arroz blanco. Es un plato básico en los hogares japoneses, fácil de preparar gracias a las tabletas de curry que se venden en los supermercados. Variantes como el katsu kare (curry con tonkatsu) y el kare udon (curry con fideos) también son muy populares.
Omurice
El omurice es un plato que combina arroz frito, generalmente con pollo y condimentado con ketchup, envuelto cuidadosamente en una fina tortilla. Su nombre proviene de la fusión de las palabras “omelette” y “rice”, reflejando su origen en la mezcla de influencias occidentales y japonesas. Este plato fue creado en el restaurante Rengatei en Ginza, Tokio, a principios del siglo XX, y se ha convertido en un ícono del yoshoku. Variaciones como el omusoba (que reemplaza el arroz con fideos) demuestran la creatividad y adaptabilidad que caracterizan a este tipo de cocina.
Napolitan
Aunque su nombre evoca a Italia, la Napolitan es una auténtica invención japonesa que surgió en Yokohama durante la posguerra, en el Hotel New Grand. Fue creada por el chef Shigetada Irie, inspirado por los platos de pasta que observó consumir a las tropas estadounidenses estacionadas en Japón. Este plato de espaguetis utiliza una salsa elaborada con ketchup, combinada con ingredientes básicos como cebolla, pimientos verdes, champiñones y salchichas.
La Napolitan refleja la simplicidad y creatividad del yoshoku, utilizando ingredientes accesibles en un periodo de escasez. Su sabor dulce y ligeramente ácido, característico del ketchup, junto con la textura al dente de los espaguetis, la convierten en un plato reconfortante y nostálgico que sigue siendo popular en hogares y cafeterías japonesas.
Korokke
Es la versión japonesa de la croqueta francesa. La korokke japonesa combina puré de patatas con carne picada y cebolla, rebozada en panko y frita hasta alcanzar un dorado perfecto. Es una opción común en los konbini (tiendas de conveniencia) y los mercados locales, ideal como snack.
Doria
El doria es un plato similar al gratén francés, pero utiliza arroz en lugar de patatas. Cubierto con bechamel, queso y carne o mariscos, se hornea hasta que quede dorado. Creado en Yokohama por un chef suizo en la década de 1930, el doria muestra cómo el yoshoku combina influencias internacionales con toques japoneses.
Yoshoku: Occidente al estilo japonés
El impacto del yoshoku en la cultura japonesa
El yoshoku no solo es una categoría culinaria, sino un testimonio del espíritu de adaptación de Japón. Al tomar elementos extranjeros y reinterpretarlos, esta cocina demuestra cómo la influencia cultural puede integrarse en la identidad de un país. Hoy en día, el yoshoku se disfruta tanto en restaurantes especializados como en los hogares japoneses, siendo asequible y accesible para todos.